En el hermoso Rosedal del parque 9 de Julio, Ramón Leguizamón, un tucumano que ha pasado gran parte de su vida en Buenos Aires, compartió su conmovedora historia sobre cómo aprendió a leer con LA GACETA. Durante su visita de 15 días a su “patria chiquita”, el hombre reflexionó sobre sus raíces y la importancia de su tierra natal.
“Soy tucumano y me he criado la mayor parte de mi vida en Buenos Aires, pero siempre añoro volver a mi tierra. Nunca me acostumbro a la gran ciudad”, confesó Ramón con nostalgia en su voz. Su conexión con Tucumán es profunda, y cada regreso le permite redescubrir los recuerdos de su infancia.
“Lo que más recuerdo es el cañaveral y cómo se trabajaba allí. Ha evolucionado mucho, pero esas experiencias marcaron mi vida”, comentó sobre sus años en la provincia. En sus primeros años de escolaridad, Ramón asistió a una escuela que llamaba “la chancha mota”, donde su maestro era nada menos que su primo.
La historia de Ramón toma un giro significativo al hablar de su aprendizaje. “Aprendí a leer a través del Diario LA GACETA. Me interesaba mucho el deporte; me fascinaban el fútbol, el boxeo y la natación. Fue algo maravilloso que me permitió crecer y encontrar oportunidades en mi vida”, afirmó con una sonrisa.
Su conexión con el diario no solo le brindó herramientas de lectura, sino que también le abrió las puertas a un mundo nuevo. “Creo que fue lo más lindo que me pasó. Aprender a leer ya te cambia la vida. No estás ignorando a dónde vas ni a dónde vuelves”, enfatizó.
A lo largo de su vida, Ramón ha recorrido diversas partes de Argentina, pero su amor por Tucumán permanece inquebrantable. “Siempre vuelvo porque es mi tierra, la parte de mi tierra favorita”, concluyó.